¿Los árabes se olvidaron del Líbano?

 La complejidad geopolítica del Líbano

El Líbano es un país pequeño en tamaño, pero gigante en su complejidad política y geoestratégica. Con una superficie de apenas la mitad de la provincia argentina de Tucumán y una población de 6 millones de habitantes, Líbano sigue siendo un punto de convergencia para los intereses regionales e internacionales. En medio de una situación interna frágil y un entorno regional inestable, el país enfrenta desafíos constantes que van más allá de sus fronteras.

Un sistema político basado en el confesionalismo

Líbano tiene un sistema político único basado en el confesionalismo, donde los principales cargos políticos se reparten según las sectas religiosas. El presidente debe ser un católico ortodoxo maronita, el primer ministro un musulmán sunita, y el presidente del parlamento un musulmán chiita. Esta estructura busca garantizar la convivencia entre las diversas comunidades religiosas, aunque también ha alimentado tensiones sectarias en momentos de crisis.

Hezbollah: Origen e influencia en la política libanesa

En este contexto, el Hezbollah, una organización chiita con una fuerte presencia en el sur del país, ha jugado un papel crucial. Hezbollah surgió como consecuencia directa de la invasión y ocupación israelí del sur del Líbano, que duró 17 años. Nació en las áreas más marginadas y empobrecidas del sur libanés, adoptando una ideología chiita y ganando popularidad al ofrecer resistencia a la ocupación israelí. Hoy en día, Hezbollah no solo es una fuerza militar significativa, sino también un actor clave en la política interna del Líbano, lo que ha generado tensiones tanto internas como con actores externos, como Israel y los países árabes sunitas.

El impacto de la guerra en Siria sobre el Líbano

La crisis libanesa también está profundamente influenciada por el conflicto en Siria, un país vecino que lleva más de una década sumido en la guerra civil. El Líbano ha absorbido a más de un millón de refugiados sirios, lo que ha añadido una presión insostenible sobre su economía y tejido social. Además, la guerra en Siria ha permitido a potencias extranjeras como Rusia intervenir militarmente, respaldando al régimen de Bashar al-Assad. Esta intervención ha alterado el equilibrio de poder en la región, impactando indirectamente la política interna del Líbano. Con el apoyo ruso, Assad ha logrado mantenerse en el poder, pero el conflicto aún está lejos de resolverse, lo que mantiene al Líbano en una constante inestabilidad.

La cuestión de los refugiados palestinos en el Líbano

Otro factor clave en la compleja dinámica del Líbano es la situación de los refugiados palestinos, que han estado en el país desde la creación de Israel en 1948. Actualmente, alrededor de 200,000 palestinos viven en campos de refugiados en condiciones de marginación. Estos campos, históricamente asociados con la lucha por la causa palestina, también han sido caldo de cultivo para grupos como Hamas, el movimiento palestino que gobierna Gaza. Hamas mantiene una conexión con parte de la población palestina en el Líbano y ha estrechado lazos con Hezbollah debido a su enemistad común con Israel y su respaldo por parte de Irán. Ambos grupos han coordinado acciones contra Israel desde territorio libanés, lo que añade otra capa de complejidad al panorama regional.

El conflicto en Yemen y sus implicaciones regionales

En Yemen, el conflicto también tiene ecos en el Líbano. Los hutíes, un grupo rebelde chiita, combaten contra una coalición liderada por Arabia Saudita en una guerra que refleja la más amplia lucha por la influencia chiita y sunita en la región. Los hutíes no ven su lucha como una simple cuestión interna, sino como parte de una resistencia contra la hegemonía saudita. En su estrategia regional, los hutíes también han buscado debilitar a Israel atacando embarcaciones israelíes, lo que amplía el conflicto hacia una dimensión internacional. Esta lucha, al igual que la guerra en Siria, es parte de un tablero geopolítico más amplio, en el cual el Líbano, a través de Hezbollah y sus vínculos con Irán, está profundamente implicado.

La transformación de la unidad árabe en torno a Israel

A lo largo de la historia, la hostilidad hacia Israel ha servido como un factor unificador entre muchos países árabes, especialmente durante las décadas posteriores a la creación del Estado israelí y los conflictos que siguieron, como las guerras árabe-israelíes. Sin embargo, en la actualidad, la unidad árabe en torno a la oposición a Israel se ha fragmentado. Con la firma de acuerdos de paz, como el de Egipto en 1979 y Jordania en 1994, y la reciente normalización de relaciones entre varios estados árabes e Israel bajo los Acuerdos de Abraham en 2020, países como los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin han mostrado que las prioridades económicas y geopolíticas pueden superar antiguas rivalidades.

La paciencia árabe como estrategia a largo plazo

Mientras algunos actores regionales, como Irán, Hezbollah y Hamas, continúan manteniendo una postura hostil hacia Israel, otros estados árabes han optado por la cooperación en áreas estratégicas, como la tecnología y la seguridad. Esto demuestra que, aunque la cuestión palestina sigue siendo importante, la dinámica entre Israel y los países árabes ha cambiado considerablemente en los últimos años.

En este escenario, varios países árabes, especialmente los del Golfo, han reducido su implicación directa en el Líbano debido a la creciente influencia de Hezbollah y su alineación con Irán. Sin embargo, no se puede decir que los árabes hayan abandonado del todo al Líbano. El mundo árabe tiene una relación histórica con la paciencia. Aunque no son tan mediáticos ni visibles, los árabes saben esperar y operar desde las sombras. Su "mundo invisible", como se refiere a su capacidad de actuar a largo plazo, sigue siendo una fuerza poderosa en la región. Para ellos, los conflictos no se miden en términos de meses o años, sino en siglos. Pueden resolver hoy un conflicto que comenzó hace diez siglos, porque la espera es parte de su estrategia.

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