"San Martín y el Liberalismo: El Ideal de Libertad en la Lucha por la Independencia"
- Roberto Arnaiz
- 4 nov 2024
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El Pensamiento Liberal de San Martín
El pensamiento de José de San Martín, especialmente en el ámbito político y filosófico, puede entenderse en el contexto del liberalismo del siglo XIX. El liberalismo en 1800 era una fuerza emergente y revolucionaria, inspirada por los ideales de la Ilustración y consolidada durante la Revolución Francesa. En un tiempo de despotismo y monarquías absolutas, la noción de soberanía popular, derechos individuales y libertad comenzaba a ganar terreno, influyendo no solo en Europa, sino también en América Latina. San Martín fue uno de los principales líderes que adoptaron estos principios en su visión de independencia para América del Sur.
El Liberalismo y las Logias Masónicas
Las logias masónicas, asociaciones de carácter liberal y secreto, promovían en sus reuniones ideales de igualdad y soberanía, influyendo en la política y la sociedad de su tiempo. En América Latina, las logias masónicas no solo promovieron el pensamiento liberal, sino que además facilitaron el financiamiento de los movimientos independentistas. En estas logias, San Martín encontró un espacio de discusión de ideas y organización de los movimientos emancipadores. Su pertenencia a estas instituciones muestra cómo sus valores personales de libertad, igualdad y justicia social se alineaban con una visión liberal que apuntaba hacia un continente independiente.
El Liberalismo en la Práctica: Las Directrices de San Martín
San Martín no fue un liberal solo en teoría. En su gestión como gobernador de Cuyo y en sus campañas, aplicó una serie de medidas que se enmarcan en una ideología liberal avanzada para su época. Entre sus directrices estaban la abolición de la esclavitud, la libertad de prensa y la inclusión de los pueblos originarios. La abolición de la esclavitud, en particular, era un principio radical en el siglo XIX, y San Martín la implementó en su jurisdicción, mostrando su compromiso con la igualdad y la dignidad humana.
Asimismo, San Martín promovió la libertad de prensa, entendiendo que una sociedad libre necesitaba un espacio para la expresión y el debate público. La separación de la Iglesia y el Estado, otro de sus principios, revela su esfuerzo por establecer un estado laico en el que las creencias religiosas no se entrometieran en la política y el bienestar de los ciudadanos. De esta manera, San Martín dejó en claro su enfoque hacia un gobierno inclusivo y participativo, donde la diversidad de opiniones y el respeto por la libertad fueran pilares fundamentales.
El Ideal de la Patria y la Educación en Valores
Para San Martín, el concepto de patria no debía ser una abstracción. Creía en la construcción de un patriotismo basado en valores como la justicia, la libertad y el respeto al prójimo. En su visión, la patria debía ser tangible y percibida como un bien compartido por todos los ciudadanos, no solo por las élites. Fue así como instruyó a los maestros a inculcar en los jóvenes el amor a la libertad y la conciencia de que ya no eran súbditos de una colonia, sino ciudadanos de un estado libre.
Además, en la carta a los maestros, San Martín destacaba la importancia de una educación en valores para la formación de una ciudadanía consciente y responsable. La educación era vista como un medio para emancipar al pueblo de la ignorancia y de la opresión. Su énfasis en el patriotismo cívico muestra cómo San Martín buscaba forjar una identidad nacional sustentada en principios éticos y liberales.
La Lucha Contra el Despotismo y la Anarquía
San Martín consideraba que la independencia de América debía ir acompañada de la creación de estados estables y fuertes. Para él, la anarquía era el peor enemigo de una república naciente, ya que la falta de orden podía dar paso a la opresión y el caos. Sus campañas no solo estaban dirigidas a liberar al continente del yugo español, sino también a construir una sociedad organizada y justa. La anarquía y la desunión, pensaba, ponían en peligro el proyecto emancipador, y por eso abogaba por una república basada en el respeto a las instituciones y la ley.
A su vez, San Martín reconocía la amenaza del absolutismo tanto en Europa como en América. Su guerra no era solo contra España, sino contra cualquier forma de tiranía que amenazara la libertad y los derechos del individuo. La adhesión a estos valores demuestra que San Martín entendía la independencia de América como un proyecto de emancipación política y social, enfocado en crear sociedades donde la justicia y la igualdad estuvieran al alcance de todos.
San Martín, la Independencia y la Monarquía Constitucional
San Martín, aunque pragmático y consciente de las limitaciones de su tiempo, buscaba un equilibrio entre los ideales de la Revolución Francesa y las estructuras políticas vigentes en Europa. Observaba los excesos de la Revolución Francesa, que en su afán de libertad había derivado en el caos y la violencia del Terror. Para él, una revolución sin control era tan peligrosa como el despotismo de las monarquías absolutas. Así, mientras rechazaba las tiranías, también veía que una república recién nacida podría fácilmente caer en desorden y en nuevas formas de autoritarismo.
Su propuesta de una monarquía constitucional no era una defensa del absolutismo, sino una fórmula para evitar los extremos. San Martín entendía que, en un contexto en el que Europa todavía estaba fuertemente marcada por el conservadurismo monárquico, una república en América Latina corría el riesgo de ser aislada y rechazada por las potencias internacionales. En su visión, una monarquía constitucional permitiría un sistema político estable, que reconociera la soberanía del pueblo sin renunciar al orden y la legitimidad internacional.
Esta postura revela su pensamiento estratégico y su convicción de que el objetivo final —la independencia y la estabilidad— requería decisiones prácticas. Para San Martín, una monarquía moderada en América Latina podía ofrecer el equilibrio ideal, alejando tanto la posibilidad de anarquía como el peligro de caer bajo nuevas formas de dominación o tiranía.
"San Martín y el Liberalismo: Un Ideario que Trasciende Siglos"
El liberalismo de San Martín, aunque enmarcado en un contexto histórico y político muy distinto al actual, presenta bases que resuenan en el liberalismo contemporáneo, sobre todo en su énfasis en la libertad individual, el rechazo al autoritarismo y la búsqueda de un sistema político que promueva la equidad y la justicia. San Martín defendía principios como la igualdad ante la ley, la libertad civil y la autonomía política de los pueblos, valores que son pilares fundamentales del liberalismo actual.
En primer lugar, la libertad y la justicia social eran centrales en el pensamiento de San Martín. Aunque entendía la libertad como un derecho individual, también veía la necesidad de acompañarla con justicia social y oportunidades para todos. Su defensa de la igualdad de derechos, como la abolición de la esclavitud, refleja una visión de justicia que se asemeja a los valores del liberalismo moderno, que promueve los derechos humanos y la igualdad de oportunidades, independientemente del origen o clase de las personas.
Además, San Martín promovió la separación entre la Iglesia y el Estado, un principio que sigue siendo esencial en las democracias liberales actuales. Para San Martín, esta separación garantizaba la libertad religiosa y evitaba que una institución específica ejerciera una influencia desmedida en el poder político. En el liberalismo contemporáneo, esta idea es defendida como base de un Estado laico, donde se protegen los derechos de todas las creencias sin que el Estado esté subordinado a ninguna.
Un pilar fundamental en el pensamiento de San Martín fue el respeto a la institucionalidad y al Estado de Derecho. Comprendía que para asegurar la libertad, la estabilidad y el orden eran cruciales, aunque sin caer en el despotismo. Este ideal de un gobierno fuerte pero justo resuena en el liberalismo actual, que busca la construcción de instituciones sólidas, la transparencia en la administración pública y la participación democrática como fundamentos de una sociedad pacífica y cohesionada.
El equilibrio entre libertad y orden era clave en la visión liberal de San Martín, quien veía con cautela tanto el absolutismo de las monarquías como el riesgo de una república inestable que pudiese desembocar en anarquía. El liberalismo actual también valora este equilibrio, promoviendo la libertad y el progreso social mientras se evitan los extremos, pues entiende que los radicalismos pueden amenazar la estabilidad y el bienestar de la sociedad.
Finalmente, el patriotismo y el compromiso cívico fueron valores que San Martín consideraba esenciales en el ejercicio de la libertad. Para él, el verdadero patriotismo se basaba en la construcción de un sistema justo y en el fortalecimiento de la nación desde sus instituciones. Este enfoque coincide con la visión del liberalismo contemporáneo, que ve en el compromiso cívico una herramienta vital para la defensa de la democracia y de los derechos civiles.
En definitiva, el liberalismo de San Martín se relaciona con el liberalismo actual en su búsqueda de una sociedad donde la libertad individual, la justicia y la institucionalidad democrática convivan en equilibrio. Aunque los desafíos específicos de su época eran distintos, los principios que defendió continúan siendo relevantes en la lucha por construir una democracia justa, equitativa y sólida.






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