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Las causas del Conflicto árabe - israelí

Actualizado: 15 sept 2024

El conflicto árabe-israelí es un tema extremadamente complejo, difícil de simplificar, en gran parte debido a la percepción sesgada que a menudo recibimos a través de una perspectiva predominantemente occidental. Esta visión limitada nos impide profundizar en los principios, valores e ideales de una región con más de seis mil años de historia, cuna de civilizaciones milenarias y epicentro de culturas que han perdurado a pesar de la llegada de imperios y conquistadores. El Medio Oriente no solo ha sido un campo de batallas territoriales, sino también un escenario de resistencia e identidad cultural que desafía el paso del tiempo.

Para abordar con respeto y profundidad el conflicto árabe-israelí, es fundamental entender no solo las dinámicas contemporáneas, sino también las creencias, la temporalidad y la historia que han dado forma a esta región. Este es un mundo en el que un conflicto del siglo VI puede encontrar su resolución en acontecimientos recientes, como la Revolución Islámica. Las soluciones simplistas no pueden captar las complejidades de una región donde las estructuras sociales y culturales han sido moldeadas por siglos de interacción, resistencia y cambio.

El conflicto entre israelíes y palestinos, frecuentemente reducido a una disputa religiosa y territorial, en realidad tiene raíces mucho más profundas, que incluyen la lucha por el control de recursos estratégicos como el petróleo y el agua, vitales en un contexto geopolítico tan volátil como el del Medio Oriente. Si bien el conflicto actual se consolidó en el siglo XX, sus raíces se encuentran en las promesas contradictorias del colonialismo europeo, especialmente británico. La Declaración Balfour de 1917 apoyaba la creación de un hogar nacional judío en Palestina, mientras que, simultáneamente, se prometía independencia a los árabes que habitaban la misma región. Estas decisiones sembraron las semillas de un conflicto que, décadas después, aún persiste.

 

La aparición de yacimientos petroleros en países como Arabia Saudita, Irán e Irak durante la primera mitad del siglo XX añadió una dimensión económica al conflicto. Las potencias mundiales, interesadas en controlar estos recursos, comenzaron a involucrarse en la región para asegurar su acceso al petróleo. Aunque Israel no posee grandes reservas de este recurso, su ubicación estratégica y su alianza con potencias occidentales como Estados Unidos lo convirtió en un actor geopolítico clave en la región, generando desconfianza en el mundo árabe, que lo percibía como un enclave occidental en un territorio crucial para la economía mundial. Un ejemplo de esta injerencia externa es el primer contrato petrolero firmado en Irán en 1901 entre el Estado iraní y la Anglo-Persian Oil Company (APOC), liderada por el británico William Knox D’Arcy. Este contrato otorgaba a la compañía derechos exclusivos para la exploración y exportación de petróleo, con condiciones extremadamente desventajosas para Irán, un patrón que se repetiría en otros lugares de la región.

 

Además del petróleo, el agua ha sido otro recurso fundamental en la disputa. En una región donde gran parte del territorio es desértico, el acceso a fuentes de agua dulce como el río Jordán, el Mar de Galilea y los acuíferos de Cisjordania y Gaza es motivo de disputa entre israelíes y palestinos. Israel ha controlado estas fuentes estratégicas, lo que ha exacerbado las tensiones con los palestinos, quienes dependen de estos recursos para su supervivencia. Este control del agua se ha convertido en una herramienta de poder, consolidando el dominio israelí sobre los territorios ocupados. Las diferencias en el acceso al agua son evidentes: mientras que los ciudadanos judíos pagan aproximadamente 0,30 dólares por metro cúbico, los palestinos en Cisjordania deben pagar alrededor de 3 dólares o más, dependiendo de la región.

Este intrincado panorama, donde convergen las promesas coloniales incumplidas, la lucha por los recursos y el control de territorios estratégicos, demuestra que el conflicto árabe-israelí no puede entenderse como una mera disputa religiosa o territorial. Se trata de una lucha por la supervivencia, el poder y el control en una de las regiones más importantes para el equilibrio geopolítico global.

Entender el conflicto en su verdadera complejidad es esencial para avanzar hacia una solución justa y duradera. Solo reconociendo las múltiples dimensiones—históricas, económicas, políticas y sociales—que lo alimentan, se puede aspirar a un diálogo que respete las profundas raíces culturales y territoriales de Oriente Medio.

Para una comprensión más profunda del conflicto árabe-israelí y otros temas relacionados con el Medio Oriente, puedes consultar la obra “Medio Oriente: La verdad"”, donde se desarrolla exhaustivamente el análisis de estos eventos históricos y geopolíticos, ofreciendo una visión integral que abarca los múltiples factores que han dado forma a la región. Esta obra es un recurso esencial para quienes buscan entender las dinámicas y raíces profundas que sostienen los conflictos actuales en esa parte del mundo.






 
 
 

1 Comment


Silvia Lamagni
Silvia Lamagni
Sep 14, 2024

Investigación muy interesante y novedosa. Escritura muy amena y atrapante. Muy recomendable!

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