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Pradera del Ganso: las 36 horas más largas de la guerra de Malvinas

Actualizado: 17 jul


Se cumplen 43 años de aquellos combates donde se llegó a pelear cuerpo a cuerpo. La guerra de Malvinas, ya desatada con toda su crudeza, encontró en Darwin-Pradera del Ganso su primer gran choque terrestre. Allí, del 27 al 29 de mayo de 1982, se libró una batalla de 36 horas que marcó un punto de inflexión. Aunque los combates cesaron la tarde del 29, la rendición formal se firmó a las 11 de la mañana del 30 de mayo. Fue una lucha brutal: 50 muertos argentinos y 19 británicos. Fue también un espejo: en ese campo de combate, la guerra mostró su rostro más crudo.


Pradera del Ganso (Goose Green) está ubicada al sur de la isla Soledad, a unos 15 kilómetros del istmo de Darwin, en una estrecha franja de tierra que une las dos mitades de la isla. Su importancia estratégica era doble: por un lado, allí vivían un centenar de civiles (kelpers) y funcionaba un asentamiento con pista de aterrizaje, escuela, viviendas y ganado. Por otro, dominar esa zona permitía a los británicos aislar las tropas argentinas del sur y avanzar sin obstáculos hacia Puerto Argentino. Controlar Goose Green era, para los ingleses, un paso imprescindible para quebrar la resistencia.


Unos días antes, el 21 de mayo, los británicos habían desembarcado en San Carlos, en el noroeste de la isla Soledad, luego de sufrir ataques heroicos de los pilotos argentinos que dañaron seriamente su flota. Desde allí, avanzaron hacia el sur. Aunque Goose Green no estaba directamente en el camino a Puerto Argentino, era necesario neutralizarlo para asegurar sus flancos. Para entonces, la base aérea militar Cóndor ya había sido bombardeada desde el 1.º de mayo.


La guarnición argentina conocida como "Agrupación Mercedes" estaba compuesta por unos 642 hombres: los Regimientos de Infantería 12 y 25, una sección del Regimiento de Infantería 8, el GADA 601, la Compañía de Ingenieros 9 y el Grupo de Artillería Aerotransportado 4. También se encontraban refuerzos de la Fuerza Aérea y soldados trasladados desde San Carlos.


En la madrugada del 27 de mayo, los británicos alcanzaron Camilla Creek (Caleta Camila). Exhaustos, ocuparon edificaciones abandonadas. A las 23 horas del 28 de mayo comenzó un cañoneo naval sobre posiciones argentinas. Y a las 2:30 del 29 de mayo, el ataque terrestre británico se lanzó con fuerza sobre el norte del istmo. El campo se iluminaba con bengalas. La artillería argentina, comandada por el teniente Carlos "Indio" Chanampa, comenzó a responder con fuego indirecto desde las piezas rescatadas de la patrullera Río Iguazú.


En Darwin, la resistencia fue feroz. Las secciones del subteniente Ernesto Peluffo, el teniente Roberto Estévez y el subteniente Guillermo Ricardo Aliaga defendieron Boca House, donde se combatió a distancias de 25 o 50 metros. Estévez resultó mortalmente herido mientras guiaba el fuego de artillería, seguido por el soldado Fabricio Edgar Carrascull.


El Regimiento 12 sufrió 12 bajas en ese sector. Peluffo fue herido por una bala que le atravesó el casco y le dejó un surco en el cráneo. "Los que quedamos vivos después de la muerte de Estévez rendimos la posición. Habíamos combatido a corta distancia. Cada vez que los soldados salían recibían impactos en sus cuerpos", recordaría años más tarde.


Antes de partir hacia las islas, Estévez escribió una carta a su padre. La dejó en manos de un camarada, con la instrucción de que fuera entregada solo si él no regresaba. La carta decía:


"Papá:

Si recibes esta carta yo ya estaré dando cuenta de mis acciones al Señor. Me siento un privilegiado por el honor que Dios me ha concedido: defender la Patria una vez más. Sé que mi compañía escribirá la historia. No es soberbia, es deseo.

Si Dios no me lleva de la mano como hasta ahora, quiero que sepas que morí feliz. Porque defendí mis ideales, mi bandera y a mis seres queridos. Vos fuiste el ejemplo de mi vida. Quiero que lo sigas siendo para mis hermanos. Cuida a mamá. Enseñales a rezar. Que Dios los bendiga. Nos veremos en la eternidad, si Dios lo quiere.

Un fuerte abrazo. Te quiere mucho, Roberto."


Hubo momentos en que los soldados argentinos y británicos se encontraban tan cerca que podían oírse respirar. Se disparaba desde trincheras vecinas, se combatía con bayonetas y granadas de mano. Muchos jóvenes conscriptos vieron por primera vez el rostro de un enemigo... y lo vieron caer.


Un soldado correntino de 19 años, al ver que un compañero herido no podía moverse, salió de la trinchera y lo cargó a cuestas en medio del fuego cruzado. Volvió a la línea con el cuerpo cubierto de sangre que no era suya. No recibió una medalla. Pero ganó el respeto eterno de los que lo vieron.


Esa mañana, tropas al mando del teniente Daniel Esteban, replegadas desde San Carlos, fueron trasladadas en helicóptero y se sumaron a los combates. A las 10:30, el subteniente Juan José Gómez Centurión contraatacó bajo fuego enemigo y logró recuperar una altura a dos kilómetros al norte de Pradera del Ganso.


Allí se produjo un parlamento con el teniente coronel Herbert Jones, jefe del Regimiento de Paracaidistas británico. Cada uno exigió la rendición del otro. En el enfrentamiento posterior, Jones perdió la vida. Algunas versiones señalan que Gómez Centurión fue quien disparó. Otras, como la del investigador británico Lawrence Freedman, indican que fue abatido por el conscripto cordobés Oscar Ledesma cuando Jones se lanzó al frente de su tropa contra una trinchera argentina.


Hacia el mediodía del 29 de mayo, las fuerzas británicas, con amplio poder de fuego y refuerzos constantes, lanzaron su ataque final. El teniente coronel Ítalo Ángel Piaggi, al mando de la defensa argentina, evaluó que no había sentido en continuar el sacrificio. A las 11 horas del 30 de mayo se produjo el cese de fuego. La rendición fue inevitable.


El saldo fue brutal: 50 muertos argentinos, 86 heridos y 961 prisioneros. Del lado británico, 19 muertos y 64 heridos. El paisaje se transformó en una estampa lúgubre de humo, cascos vacíos y sepulturas sin nombre.


El cementerio de Darwin, erigido tiempo después, guarda los nombres de los que allí quedaron. Hoy, en ese lugar, el viento sopla entre cruces alineadas con la precisión del duelo. Allí yacen los que no volvieron, y también los silencios de quienes sí lo hicieron, pero nunca fueron los mismos.


En alguna casa de Mendoza, una madre encendía la radio y escribía cartas que nunca llegarían. No sabía que su hijo ya estaba enterrado en Darwin, con el corazón envuelto en la bandera que ella misma le había planchado.


Las tropas argentinas eran en su mayoría jóvenes de 18 o 19 años. Lucharon con valor, pero sin el equipamiento, preparación ni logística de su enemigo. La batalla mostró la desigualdad brutal del conflicto.


Sin embargo, en esas 36 horas, el espíritu, la entrega y el coraje de los combatientes argentinos quedaron para siempre inscritos en la historia.


Muchos recuerdan a Darwin y Pradera del Ganso como un acto de heroísmo. Otros, como una tragedia anunciada. Pero todos coinciden en algo: allí, durante un día y medio, el barro se tiñó de sangre y la historia se escribió con fuego.


La guerra siguió, pero algo se quebró en la tropa. Y mientras la historia avanza y el mundo olvida, en Darwin aún vibra una verdad enterrada: que hay guerras que se pierden en los mapas, pero se ganan en la memoria. ¿Estamos, como país, a la altura de esa memoria?


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BIBLIOGRAFÍA

  • Freedman, Lawrence. The Official History of the Falklands Campaign, vol. I y II. Routledge, 2005. Análisis detallado y cronológico de la guerra desde la perspectiva británica.

  • Middlebrook, Martin. The Falklands War 1982. Penguin Books, 1985. Relatos directos de combatientes británicos y argentinos, con enfoque en Goose Green.

  • Piaggi, Ítalo A. Ganso Verde: La Defensa de Darwin-Pradera del Ganso. Ediciones Cruz del Sur, 1986. Testimonio del jefe argentino durante el combate en Pradera del Ganso.

  • Crespo, Julio César. Malvinas: los relatos de sus protagonistas. Editorial Planeta, 2007. Recopilación de cartas y testimonios de soldados argentinos, incluyendo la carta del teniente Estévez.

  • Ramsey, Gordon. The Falklands War Then and Now. After the Battle, 2005. Documentación fotográfica, mapas y relatos visuales de la guerra.

  • Ministerio de Defensa de la Nación Argentina. Documentos oficiales y partes militares de 1982, Dirección de Estudios Históricos. Archivos sobre la defensa argentina en Darwin.

  • Informe Rattenbach. Junta Militar Argentina, 1983 (desclasificado en 2012). Evaluación crítica del desempeño militar argentino durante la guerra.

  • Clarín. Especial Malvinas 40 años, artículos de G. Braslavsky y N. Wiñazki. Buenos Aires, 2022. Testimonios de soldados argentinos en Darwin y Pradera del Ganso.



 
 
 

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